Thursday, November 10, 2005

MARÍA DEL ACRMEN MONTES

Recordando a Luchita: ……….. “Los mejores alumnos estudian con ella”…….., se hablaba por los pasillos de nuestro Conservatorio; conversaba mucho con el Director, el maestro Carlos Sánchez Málaga; la veía como inalcanzable. Llego a sus manos, al ser asignada como alumna, por dirección académica al retirarse mi anterior profesor. ¡Me transformó! Ahora que soy maestra entiendo la magnitud de su trabajo ¡Qué fácil es comenzar de cero; qué difícil es modificar, transformar, corregir tanta cosa mal hecha! Cómo convencer a alguien que lo que hace no es lo correcto. Fueron siete años de entrega total. Cuando se nos hacía pequeño el tiempo de clases en el Conservatorio, ella me daba clases en su casa ¡a las seis de la mañana!, antes de atender a su adorado Marquitos (su hijo). No permitió que me promoviera sin haber logrado reconstruir la técnica que necesitaba. Me escogía repertorio con sabiduría, y no solamente enseñaba piano sino que conducía la vida emocional de sus alumnos; no sólo lo académico, sino guía del alma, del espíritu. Nunca hubo retribución económica por tantas clases particulares. Recuerdo como si fuera hoy el año 1972, en el que Lucha gradúa en el mes de diciembre a tres alumnas: Lily Hung, el 9 de diciembre, Pilar Zúñiga el 12 y yo el 15. En la temporada de verano de la Sinfónica en 1973, tocó Gustavo La Cruz; luego Rosa Basurco, Pilar y yo con el “Carnaval de los Animales” de Camile Saint Saens. Actualmente ejerzo mi profesión musical como correpetidora de las orquestras de cuerdas y coro del Colegio Roosevelt, doy clases de piano y siento valoración de quienes me escuchan; percibo que hago un trabajo de calidad. En la docencia trato de proyectar la paciencia y tenacidad que tuvo Lucha conmigo, los valores que me inculcó, no sólo pianísticos sino humanos. Gracias, Luchita María del Carmen Montes.